Cómo escribir un buen libro: Ingredientes fundamentales

Cómo escribir un buen libro

Cómo escribir un buen libro: ¿Cómo conseguir escribir una obra con la calidad suficiente para llamar la atención de los lectores?

¿Cómo conseguir no sólo que lean, sino que compren una obra?

Cómo escribir un buen libro, esa es la cuestión y en este artículo vamos a tratar de darle respuesta. Preparados, listos…

La llegada de las musas

Esta pregunta es muy complicada de responder puesto que escribir requiere superar diversos y variados retos. En primer lugar, hay que tener una idea original, algo que transmitir. Aquí entra en juego la inspiración pero también nuestras experiencias vitales y, por supuesto, nuestra formación. A la inspiración siempre hay que ayudarle.

Trabajo creativo

Después, tan importante como la llegada de las musas, es saber cómo plasmarlas en el papel o en la pantalla de nuestro ordenador. Aquí lo más complicado es priorizar esas ideas de manera estética y gramaticalmente correcta. Seleccionar las ideas para que todas ellas formen parte de un todo coherente y cohesionado. De manera, que faciliten su lectura, que enganchen al lector hasta sus últimas consecuencias y que dejen en él un poso. Crear adicción.

Ahí, entra en juego la estructura. Ha de ser equilibrada y sobre todo ha de adaptarse a aquello que queramos contar; no es lo mismo una novela de acción (donde tienen que primar las frases cortas, precipitarse la acción al final y ser como un tiro); que una novela romántica (donde podemos encantarnos más con las descripciones y la construcción de personajes. Sin pasarse, por supuesto).

Cada género tiene su arquitectura interior. Los expertos aconsejan a aquellos que se inician en este arte se apoyen en las estructuras clásicas, siempre funcionan. Proposición, nudo y desenlace. O si se prefiere: Presentación. No quiero pero voy. Me mojo hasta el cuello. Mato al malo y salvo a la princesa o al príncipe. Morimos de amor. No todas las estructuras son tan sencillas, por suerte. Pero si no se es ducho en estas lides, es mejor una estructura como las anteriores que ninguna. Medítalo. Hay obras maestras con esa estructura.

Los protagonistas

Aquí viene la madre del cordero. Para conseguir una buena obra será necesario, en el caso de que se opte por la novela, crear un buen protagonista: redondo, no porque ruede o sea gordo, sino porque evoluciona. Un buen personaje se va dejando conocer paulatinamente, tal y como hemos conocido a nuestros mejores amigos. Primero nos deslumbra, luego nos enamora. Así que el autor, o sea tú, deberá construirlo, poco a poco, dejando que se muestre, por su actos, sus pensamientos, sus diálogos interiores o en las interacciones que tiene con otros personajes. Perfilar la personalidad y carácter de este personaje en cada línea. De tu destreza a la hora de cocinarlo a fuego lento, dependerá que los lectores se enamoren o no de él y, en consecuencia, dejen el libro sin leer o acompañen al personaje a la última página y más allá.

¿Cómo hacerlo? Es importante no precipitarse, muchos creen que hay que presentar al personaje pronto para que el lector lo conozca lo antes posible y así establezca esa empatía necesaria con él; pero, lo cierto. es que esto no suele funcionar porque el lector no procesa tanta información repentina  y, además, esta información no resultará natural. Si al lector no le importa tu personaje no interiorizará los datos que le des de él, si no lo conoce, no lo quiere. Una pescadilla que se muerde la cola. Un pez peligroso.

Así que la mejor manera es haciendo que el personaje haga o diga cosas que puedan hacer ver cómo es. No importa que sea el bueno o el villano, hay que tratarlo con delicadeza, conseguir el tono adecuado y establecer una buena química con el lector.

Hay escritores que optan por el humor, haciendo que el personaje sea olvidadizo, despistado y metepatas. Otra manera de hacerlo es revestir a tu personaje de honor y dignidad. Un clásico a la hora de conseguir esa corriente de empatía.

Pero hay más alternativas, por ejemplo, mostrarlo enamorado, el amor siempre engancha, aunque en este sentido hay que establecer el tono justo porque abusar de los adjetivos y de los estados emocionales puede resultar demasiado excesivo para conseguir los fines deseados.

Lo que está claro, es que no existe obra maestra sin buen protagonista. En literatura hay pocas normas de oro, pero esta es una de ellas.

Ejemplos de grandes personajes

Ejemplos. En todos los momentos de la literatura hay personajes increíbles. En la literatura del siglo XIX se encuentran algunos de los personajes más impactantes: como es el caso de Raskolnikov, en Crimen y castigo de Dostoievski, una obra maestra que se apoya en gran parte en la perspectiva de este personaje protagonista y que consigue la total empatía del lector aún sabiendo que es un asesino. En femenino, nos encontramos a Ana Karenina o a Madame Bobary, por nombrar los más conocidos.

Otro personaje digno de estudiar al margen del siglo XIX y cambiando de continente es Ignatius J. Reilly, de la Conjura de los necios, cuyo autor, John Kennedy Toole, se suicidó precisamente porque nadie quería publicar esta obra cumbre que luego ganaría el Pulitzer en 1981. En este caso, es difícil empatizar con el protagonista pero el personaje es tan estrambótico, tan original y está tan bien construido que es imposible que aún asqueando al lector no consiga enamorarlo en cierta manera, tanto que nunca se olvidará de él.

Por último, y dejando el mundo de los personajes que da para un artículo extenso en sí mismo, en nuestro país tenemos el ejemplo del personaje perfecto, en este caso son dos, diferentes y contrarios, que se dan cita en la misma obra y que contribuyen a que sea la más importante de toda la historia de la literatura moderna. A estas alturas se adivina ya quiénes son. Por supuesto, Quijote y Sancho. En ellos cualquier escritor encontrará la inspiración necesaria. Se preguntaría Cervantes ¿cómo escribir un buen libro?

Cómo escribir un buen libro: Elementos

En definitiva, el escritor se enfrenta a un mar de dificultades a la hora de crear; en todo este proceso es fundamental que éste cuente con:

♦ Una extensa formación específica

♦ Disponer de una extensa documentación y saber plasmarla de manera que su obra fluya entre los recovecos de lo probable y la ficción

♦ Profundos conocimientos lingüísticos y gramaticales para utilizar eficientemente el lenguaje para sus fines

♦ Elegir el estilo, tono y estructura central de lo que se quiere contar

♦ Manejar de manera ágil las estructuras gramaticales y narrativas

♦ Saber utilizar la trama, las elipsis, las subidas y bajadas de acción o las dosis justas de información

♦ Y muchas más herramientas que harán que su obra tenga la calidad necesaria.

No es fácil, porque después de todo esto viene el proceso de corrección. En él ya no nos vamos a extender. Pincha aquí si quieres leer un artículo sobre la corrección.

Un tercero en discordia

Una vez llevados a cabo, estos procesos, además, es muy importante, contar con alguien objetivo, si es profesional mejor, que lea la obra y dé su opinión sobre ella. Es más, una obra sin la mirada experta de un tercero objetivo corre el peligro de carecer del toque necesario para que el lector se involucre en ella desde su primera página.

El lema

El lema: corregir, corregir y volver a corregir hasta afinar la calidad de la obra y poder presentarla con orgullo a la editorial o editoriales elegidas. En este tema también hay mucho que contar pero lo dejaremos para otro artículo.

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3 comentarios de “Cómo escribir un buen libro: Ingredientes fundamentales

  1. sinjania.com dice:

    Un excelente artículo, muy completo.

    Sin embargo, creo que hay que dejar de dar relevancia a «las musas». No hay más secreto que escribir, escribir a diario. Unas veces escribiremos cosas excelsas; otras, simple basura. Pero todo, todo, nos ayudará a mejorar.

    Esperar a las musas es una manera de procrastinar. Podemos esperarlas, claro, pero esperémoslas escribiendo.

    Saludos.

  2. Mariana Ortiz Jiménez dice:

    Me pareció un excelente artículo, sin embargo, me gustaría saber más acerca de:

    -Profundos conocimientos lingüísticos y gramaticales para utilizar eficientemente el lenguaje para sus fines.
    -Manejar de manera ágil las estructuras gramaticales y narrativas.
    -Saber utilizar la trama, las elipsis, las subidas y bajadas de acción o las dosis justas de información.

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