Es tiempo de balances y propósitos, los optimistas hacen resumen del año y le ponen al mal tiempo, buena cara; y los pesimistas, harán un análisis rápido y poco satisfactorio y a 2014 le pedirán mucho más.
El problema es que los nuevos años hay que tomárselos con paciencia, no es bueno hacer miles de propósitos que luego siendo las personas que somos serán difíciles de cumplir; no es bueno que nos hagamos la ilusión de que vivimos en el pellejo de otras personas que sí son capaces de ir al gimnasio todos los días, de estar a dieta eternamente o asistir día tras día a las clases de un idioma, si no somos este tipo de personas es mejor que elijamos objetivos más acordes con nuestra personalidad.
Creo que el ser humano es capaz de conseguir grandes objetivos si se los propone, sé de la capacidad de superación de las personas, eso sí, siempre que sucede esto, la persona en cuestión ha tenido el firme convencimiento que iba a superarse y ha logrado hacerlo poniendo todo de su parte, todo, así que si odiamos encerrarnos entre cuatro paredes, rodeados de personas bien musculadas, que bailan como gacelas garbosas o levantan pesas como Rocky en cualquiera de sus secuelas, no vamos a ir al gimnasio, seguro, nadie es capaz de torturarse así sin que le guste lo más mínimo.
Sobretodo si padeces la enfermedad más común de las ratas de biblioteca: Adicción compulsiva por la lectura. Que cómo sabes que la tienes. Fácil. ¿Lees en cualquier momento y lugar, por raros que sean? ¿Nunca sales de casa sin un libro en la versión que sea? ¿Dentro del mundo consumista, sin duda, tu lugar favorito es una librería? Si a todo has respondido que sí, no lo dudes, eres un enfermo de libro.
A todos los que como yo adolecéis de este mal, tan maravilloso, os propongo una cosa, haced una lista con todos los libros que os hubiese gustado leer este año pero que no habéis podido leer, comenzad por esos para el mes que viene y así sucesivamente.
¿Qué contendrá tu lista de los no leídos y deseados? Vamos a intercambiarlas.