Alejandro Palomas nos devela los secretos de Un perro, su nueva novela
Alejando Palomas nos habla de su nueva novela Un perro (Destino), que aborda nuevamente a esa familia que inventó con Una madre, continuó con él en Un hijo y ha vuelto a retomar con esta tercera de la saga que seguro no es la última.
Para leer esta entrevista os voy a pedir una cosa. Pinchad en este enlace y escuchad Gymnopedies de Erik Satie. Palomas escribió esta novela escuchándola, dice que por su delicadeza y para inspirarse mejor. Creo que si leéis la entrevista con esta música, magnífica por otro lado, cerraremos el círculo. También es buena idea leer el libro con ella. Eso lo dejo a vuestra elección para los que aún no os habéis acercado a esta sutil y emocionante lectura.
Un perro va directo al corazón: vital, emocionante y reveladora. No digo más. Hay que leerla. Así que os dejo con las respuestas de Alejandro Palomas, un mago de las palabras y de las emociones.
¿Qué nos cuenta Un perro?
Un perro es la historia de una familia. De una familia con un miembro nuevo que no es más que un perro. De una familia con un perro, no es la historia de un perro, son 12 horas de una familia alrededor de un perro.
¿Por qué vuelves a retomar a esta familia?
Yo cuando escribí Una madre y termine, pensé que ya estaba y que era una despedida. Después publiqué Un hijo y durante todo ese proceso yo seguía con los personajes de Una madre muy cerca, me costaba mucho prescindir de ellos en mi vida real y me planteé por qué estaban tan presentes y qué iba a hacer con eso; o los arrancaba o volvía a retomarlos. Entonces, entendí que me daba tanto miedo el duelo y la perdida de esa familia que había creado que la incorporé definitivamente y sigo con ella porque es mía y por eso apareció Un perro. Es tan pequeñito como eso,
Entonces, habrá una continuación…
No lo sé, no quiero hacer el duelo, con lo cual es muy fácil que esa familia siga conmigo, no sé si a continuación o después de otras novelas pero han llegado para quedarse.
¿Cómo surgió la idea y en qué te has inspirado para construir esta familia? A veces parece que Amalia exista de verdad.
La idea surgió de un episodio que tuve con mi madre real. Tuve conciencia de que en algún momento voy a perder a mi madre. Esto pasó en una cafetería, en una escena muy determinada, en la que fui consciente de eso y me pregunté cómo voy a sobrevivir cuando mi madre no exista. Entendí que tenía que escribir el tipo de relación que tengo con mi madre, con ese sentido del humor. Tenía que tener algún documento escrito sobre el color de nuestra relación y comencé a escribir Una madre a partir de ese momento exacto.
¿Qué opina tu madre de esta familia?
Tiene sentimientos muy encontrados, no lo dice, sólo dice que le encantan, y también dice una cosa muy extraña, cuando leyó Una madre dijo: «cómo me gustaría tener una amiga como Amalia». Cuando leyó Un perro, ya habíamos hablado de que la amiga no podía ser porque es ella, pero no se reconoce porque está muy bien muy desestructurada. En Un perro no se fijó en Amalia y sino en R, mi madre siente locura por los perros y su foco de lectura fueron todos los perros que hay en la novela.
¿Cómo consigues esa mezcla de tristeza y alegría?
Así es la vida, ahí si que no tengo ningún mérito. Un día está lleno de emociones distintas que, a veces, parece que no pueden coexistir: terminas muerto de cansancio emocional porque has vivido una vida en un día. Es lo que tiene que ser una novela, por lo menos las mías. Un día de mil sensaciones distintas, para eso tienes que estar muy metido dentro mirando y grabando lo que tu cuerpo siente, creo que la vida es así, ahí si que no tengo mérito ninguno.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Es siempre igual, es siempre intuitivo, nunca sé lo que voy a escribiré al día siguiente, no tengo ningún esquema ningún andamio, voy descubriendo en tiempo real, cuando un lector descubre algo, una emoción muy fuerte es la misma que he sentido y la descubre al mismo tiempo que yo, no sé el color de la novela porque lo voy conociendo mientras escribo no antes de ponerme a escribir.
Es curioso esto que cuentas de los colores.
Cada novela yo la veo o la percibo de un tono de color distinto, no sé cómo sucede pero, para mí, cada novela es un color distinto, es como si tuviera el catálogo de pantone interminable y cada novela encajara con uno de esos cuadraditos pequeños; un tono y un color distinto. Siempre hay un cielo de fondo que tiene ese color.
¿Cómo llevas la corrección?
No soy de mucho corregir, No corrijo mucho, la verdad, no sé por qué, pero no me ha tocado encallarme nunca, una vez empiezo el proceso es muy fluido imagino que antes he hecho un gran proceso inconsciente, tengo la sensación de que compongo más que escribo. Yo oigo una música, por eso tengo la percepción de que compongo una partitura que de que escribo una novela.
¿Qué música sería la de esta novela?
Un perro es básicamente Erik Satíe, lo escribí escuchando únicamente Gymnopedies de Satie. La quinta esencia de la fragilidad y creo que en Un perro hay mucha fragilidad. Me recuerda mucho a ese tipo de mosquitos de los ríos que tocan el agua pero que parece que no la tocan. Es así de frágil el contacto.
¿Qué te gustaría que pensase el lector?
Qué alivio, me gusta crear la sensación de alivio al término de mis novelas, me encanta, y la de «quiero más. Quiero saber más de ellos (los personajes) quiero estar más tiempo con ellos».
¿Cómo animarías a los lectores que aún no han leído Un perro a que lo hagan?
Si tuviera que animar como animo yo, personalmente, tienes que leer esto porque te va a chiflar, porque vas a reír, vas a llorar, vas a querer quedarte.
Que es lo mejor que te puede pasar con un libro…
Creo que sí, porque es lo que a mí me gusta que me pase.