Entrevista a Gonzalo Giner
Entrevista a Gonzalo Giner. Nos concede una entrevista Gonzalo Giner (Madrid, 1962). Veterinario y especialista en nutrición animal de profesión. Logró un extraordinario éxito literario con su novela ‘El sanador de caballos’ (2008). Con ella alcanzó elevadas cotas de crítica y público convirtiéndole en un autor de renombre. Había iniciado su andadura con ‘La cuarta alianza’ (2005) y en 2006 con ‘El secreto de la logia’. Con ‘El jinete del silencio’ (2011), Giner nos descubrió los antecedentes de la creación de la raza española de caballos durante el siglo XVI. Y en ‘Pacto de lealtad’ (2014), narró por vez primera, la participación de los perros la segunda guerra mundial y la guerra civil española. Le preguntamos en esta ocasión por su última novela ‘Las ventanas del cielo’ (Planeta).
Creo que esta novela surgió de algún modo de un viaje que realizó a Francia a la Sainte Chapelle de París, ¿cómo fue ese encuentro?
Esa capilla, asombrosa, hermosa donde las haya, fue sin duda la semilla que alimentó a esta novela. Una idea que fue creciendo años después mientras recorría algunas de las catedrales góticas españolas con mejor patrimonio de vidrieras.
¿Qué significado tenían las vidrieras en aquella época, en la Edad Media? Nos contaron en la escuela que fue una etapa oscura, ¿qué buscaban los maestros vidrieros con aquel colorido?
Nos han vendido una Edad Media caótica, sucia y oscura, pero no todo fue así. Los lectores que se asomen a esta novela se verán sorprendidos por la perfecta organización del comercio de lana desde Castilla a Flandes, o con la caza de ballenas por parte de marinos vascos; por poner dos ejemplos entre los variados escenarios por los que transita la novela. Los maestros vidrieros eran como alquimistas capaces de trabajar con los cuatro elementos de la naturaleza; la tierra, el fuego, el agua y el aire para terminar construyendo esas joyas de color y vidrio. Y la vidriera es el lenguaje que emplearon para conseguir que la luz penetrara en el interior de los templos. Una luz física, que para los creyentes era una luz divina.
Conocemos las marcas de cantería en las piedras que se usaban para la construcción de las catedrales y edificios de la época, (por ejemplo, la Pantoja o jerga de los canteros de Trasmiera en Cantabria) pero quizá con los maestros vidrieros, al no haber ‘firmas’, no se ha sabido o escrito tanto sobre ellos ¿es así?
¡Así es de extraño! Muy pocos firmaron sus obras, y menos aun los que elaboraron las vidrieras de las primeras catedrales góticas españolas. A partir del siglo XV aparecen algunos nombres, más de uno en mi novela, y a partir de entonces y dado que se empiezan a establecer los primeros talleres de vidrieras en España, en los proyectos del siglo XVI ya sí tienen autorías precisas. Hay quien justifica que no se firmase su trabajo por el hecho de que en una vidriera interviniesen muchas personas con diferentes actividades muy especializadas, por tanto no era obra de un solo hombre.
Por último, ¿qué espera que descubran los lectores en esta novela además de la fascinación por la lectura, de las aventuras de los personajes?
Espero que me descubran a mí, porque estoy en una buena parte de ella. Y también espero poder emocionarlos, hacerles reír, sufrir, enfadarse cada vez que no entiendan la reacción o comportamiento de uno u otro personaje, después de haberse metido de lleno en sus vidas, que lloren, que vean con otros ojos las vidrieras de la siguiente catedral a la que acudan, y que al finalizar la novela suelten un suspiro diciendo… ¡Me ha encantado!
Palabras relacionadas
Las ventanas del cielo
Entrevista a Gonzalo Giner
Maestros vidrieros
Te puede interesar:
Pacto de lealtad, entrevista a Gonzalo Giner
Cómo escribir diálogos convincentes en una novela