Gutenberg y los escritores: Guadalupe Nettel nos habla de su libro «El matrimonio de los peces rojos». Premio Ribera del Duero de Narrativa Breve 2013

Guadalupe Nettel, mexikanische Autorin

El matrimonio de los peces rojos, (Páginas de Espuma) es una sucesión de cuentos que le ha valido a Guadalupe Nettel el Premio Ribera del Duero de Narrativa Breve. En sus relatos, el lector encuentra diferentes relaciones entre ser humano y animal. Diferentes retratos psicológicos que nos invitan a plantearnos nuestra propia relación con los animales, todos, hasta los más pequeños y menos amables. En este libro se encuentran recopilados cinco cuentos, en los que se pasa por todos los nexos posibles en el reino animal; desde la simbiosis al parasitismo. El hecho es que todos encajan a la perfección en estas páginas, cada uno pone su granito de arena para que sea una lectura completa, a veces, incómoda, pero siempre provechosa.

Nettel se erige como una maestra del relato, una cuentista nata que envuelve al lector en su prosa hasta conseguir que quede rendido a ella.

Para conocer todos los entresijos de estos cuentos la hemos entrevistado. Guadalupe Nettel nos relata cuál es su proceso creativo, cómo se le ocurrieron estos cuentos y cómo los gestó. No os perdáis esta interesante entrevista:

 ¿Cómo surgió la idea de escribir El matrimonio de los peces rojos? ¿Los cuentos fueron escritos expresamente para este libro?

Fui imaginando estos cuentos durante los últimos catorce años de mi vida. La historia de los peces, la más reciente de todas, se me ocurrió después de que una amiga me regalara uno de estos pececillos en apariencia inocuos pero de naturaleza tan compleja que son los betta splendens. Su imposibilidad para compartir el espacio y convivir, incluso entre macho y hembra, me pareció muy triste y al mismo tiempo me recordó a algunas personas que, a pesar de desear con todo su corazón llevar una vida matrimonial apacible, están condenadas al conflicto por su carácter belicoso. La historia de los gatos y su dueña se me ocurrió cuando estaba aún en la universidad y siempre la tuve en la mente pero no la escribí hasta hace un año. Aquel donde aparecen las cucarachas, aunque está situado en México, surgió en el 2007 cuando mi marido y yo sufrimos una invasión de cucarachas en el piso que alquilábamos en Barcelona. Todo el rechazo a esos insectos y la obsesión por acabar con ellos que se refleja en el cuento, yo lo conozco de cerca. También la sensación de participar en una guerra entre especies.

Los relatos de “Hongos” y “La serpiente de Beijín” con los que termina el libro están vagamente inspirados en parejas de conocidos míos pero tuve que cambiar muchas cosas dentro de esas historias para darles verosimilitud y una lógica interna al punto que las historias originales ya son por completo irreconocibles.

 ¿Nos parecemos tanto a los animales?

Los seres humanos pertenecemos al reino animal. No es que nos parezcamos a ellos sino que somos animales. Ahora bien, cada animal tiene sus propias características. Los leones y los elefantes comparten entre ellos los mismos comportamientos y las mismas necesidades que comparten con nosotros. Aristóteles decía: “Si quieres conocer al ser humano fíjate en la naturaleza y en el reino animal”. Elegí dos epígrafes para este libro que, creo, describen bien nuestras similitudes y nuestras diferencias. Uno es Gao Xingjian, el premio Nobel, quien dice: “Los seres humanos pertenecen a ese tipo de animales que reaccionan con mayor ferocidad cuando se sienten amenazados”. Los humanos, como algunos animales podemos ser muy fieros cuando nuestro espacio vital o íntimo se ve amenazado. El otro es de Plinio el Viejo: “Todos los animales saben lo que necesitan, excepto el hombre”. Si te fijas, los momentos clave en la vida de un animal y en la de un hombre son prácticamente iguales: el nacimiento, el apareamiento, la enfermedad y la muerte. No por nada la literatura está llena de libros sobre infancia, apareamiento, enfermedad y muerte. La diferencia fundamental radica en nuestra capacidad para razonar y en la forma en que abusamos de ésta. Cuando un animal sabe que se va a morir simplemente se va a un rincón y lo hace. En cambio para nosotros, la muerte es lo más terrible y desolador que puede sucedernos. Supongo que Plinio se refería a la pérdida de la intuición animal, a esa sabiduría tan básica que los animales poseen y nosotros hemos enterrado bajo una maraña de pensamientos especulativos y dudas.

cubierta_NETTEL_20130423Personalmente, me ha impactado muchísimo el relato de las cucarachas, realmente hay que superar determinados prejuicios para leerlo ¿eras consciente de ello cuando lo escribiste?

Cuando escribo, no pienso en provocar una reacción de rechazo. Tampoco pienso en evitarla. Lo que me propongo es compartir con el lector mi idea de la belleza, de esas cosas, a veces extrañas a veces terribles, que nos hacen tener emociones estéticas. Para mí, lo interesante del cuento que mencionas radica en la soledad del personaje y en cómo la trasciende. En las pasiones y en la animalidad, esa familia se une y comparte un momento de gran complicidad, algo que a este adolescente le hacía muchísima falta. Para encontrarse de esa manera tan intensa la familia del relato tuvo que trascender sus propios valores. A veces, para conseguir lo que estamos añorando es necesario ir más allá de nuestros prejuicios.

Creo que esto ocurre con muchos de mis relatos. En uno de mis libros llamado Pétalos y otras historias incómodas los personajes se enamoran de lo que a otros les puede parecer feo. Mi intención era poner el reflector en la belleza de todas esas personas que, psicológica o físicamente, o después de un accidente se ubican fuera de la supuesta normalidad y de los cánones de la belleza convencional. Son hermosos justo porque son frágiles y únicos como lo es una obra de arte y tienen una presencia singular que no busca ser otra cosa.

En unos pocos cuentos haces un recorrido por todas las formas que tenemos los humanos de relacionarnos con los animales, desde la simbiosis al parasitismo; ¿quién provoca a quién?

Por la ferocidad que caracteriza a nuestra especie, muchas veces los seres humanos nos tememos los unos a los otros. Los animales en cambio nos permiten ser como no nos atrevemos a ser con otras personas y pueden llegar incluso a ser el único vínculo afectivo que nos permitimos tener con un ser vivo. En ese sentido, tienes razón en decir que nosotros parasitamos a nuestras mascotas. También creo que, si bien es fascinante nuestra relación con los animales, en este libro lo más interesante son las maneras en que nos relacionamos con los seres humanos. Los animales que aparecen en estos relatos son sinuosos y escurridizos. Los elegí como un reflejo o una metáfora de nuestras pasiones más inconfesables así como de esas decisiones que se urden en nuestro inconsciente durante años, hasta que un día impulsan una reacción incomprensible para los otros.

 ¿Cómo es tu proceso creativo?

En general, yo no busco las historias sino que las descubro en conversaciones con los demás o en escenas que me toca presenciar en la calle. Puedo pasar meses o años dándole vueltas a una anécdota o a una imagen que me inspira y paso al papel sólo cuando encuentro el tono del narrador. En ese primer momento me olvido del lector: escribo para mí misma y en la soledad más absoluta. Una vez terminado el primer borrador, empiezo a pensar en los otros. Intento limpiar la prosa y volverla lo más transparente y directa que pueda. Luego se la doy a leer a uno o dos amigos de mucha confianza y por esto quiero decir que son estrictos como críticos pero no destructivos.

 ¿Qué te gustaría que pensasen los lectores cuando terminen de leer este libro?

Me gusta mucho que los lectores se identifiquen con mis personajes, que sientan empatía o, al menos, atracción por ellos. Creo que cada uno de mis personajes tiene una chispa vital de mi mísma, una parte de entraña o de vìsceras. Cuando el lector se conecta con esta parte viva del texto se produce una conexión muy grata que me hace encontrarle sentido a mi trabajo.

 ¿Qué ha supuesto para ti el premio Ribera del Duero?

Para mí  ha significado una inmensa alegría así como un gran honor. El premio se ha convertido en el más importante para el género de cuento en todo el mundo de habla hispana y muchos lo codiciaban. Se presentaron 865 manuscritos y no pocos escritores con un reconocido talento. No era nada fácil llegar a la recta final. Cuando supe que estaba entre los seis finalistas empecé a sentirme feliz. Además el jurado estaba compuesto por cuentistas que admiro mucho y que he leído desde que era joven. El hecho de que ellos eligieran mi trabajo representó parte del premio.

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