Fernando J. López, escritor y dramaturgo, a pesar de su juventud, tiene en su haber ya una larga lista de títulos, entre los que se encuentran libros como Las vidas que inventamos, La inmortalidad del cangrejo o El reino de las Tres Lunas, entre otros. Ahora nos encontramos con La edad de ira (Booket, Planeta), una historia dura, pero plagada de realidad, que nos acerca la vida de un instituto en la actualidad.
La historia parte de una tragedia familiar, un joven, Marcos, es detenido por el asesinato de su padre y por herir gravemente a uno de sus hermanos. El estupor recorre las aulas del Rubén Darío, que así es como se llama el instituto de la novela, sus compañeros no se lo pueden creer y sus profesores se preguntan qué podrían haber hecho para evitarlo.
Fernando J. López, nos va dejando entrever los difíciles antecedentes al crimen de mano de un periodista, Santi, empeñado en descubrir no sólo la verdad, sino el porqué de los hechos. Todo un reto que le llevará a una investigación en la que se sucederán las entrevistas, principalmente de profesores y amigos que conocían bien a Marcos, para componer así un complejo puzzle de relatos en primera persona, que van añadiendo matices a la composición de la historia.
El libro plasma con certera veracidad cómo son los centros de secundaria de nuestro país, alejado de la literatura para jóvenes, con pocas pretensiones de realidad, este autor nos muestra a qué problemas se enfrentan diariamente docentes y alumnos.
Este libro es una rara avis respecto al género, más que una novela se podría decir que es un documental, un reportaje sobre lo que sucede todos los días con la educación española; salvando las distancias respecto a los hechos criminales, pero quedándonos con el fondo de la cuestión. La necesidad de soluciones que no llegan, programas educativos ineficientes, profesores impotentes ante la magnitud de los problemas y la falta de medios para solucionarlos; y alumnos perdidos en un sistema que no está hecho a su medida.
Los temas como el género son variados, desde la novela negra, hasta la social, pasando por la romántica; con temas de trasfondo como el acoso sexual a menores, la incomprensión y ataque respecto al diferente, por raza o condición sexual, la ineficacia del sistema educativo y las complicadas relaciones familiares. Temas, en su mayoría, tratados también en otras obras de este autor.
El resultado es una obra muy efectiva y real, una novela recomendable para padres y alumnos, unos porque aprenderán muchas cosas que desconocen y los otros porque se verán reflejados en más de un personaje. Y también para profesores, unos se sentirán comprendidos, y algunos, delatados en su mala praxis.
En definitiva, es una lectura que debería ser obligada en todos los institutos de secundaria y muy recomendable también para todos aquellos amantes del suspense. La edad de la ira cuenta con grandes toques de tensión y su lectura es muy rápida, el montaje de los testimonios hace que el lector se sienta partícipe de esta investigación y quiera saber más, hasta el punto de que la resolución del crimen acaba siendo algo secundario. El lector, como Santi, el periodista, querrá descubrir, ante todo, las causas que han llevado a Marcos a esta situación.
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