Santiago Posteguillo nos desvela los secretos de los clásicos en su nuevo libro
El autor valenciano relata en este libro trepidantes pasajes hasta ahora desconocidos de la vida de los autores más universales
Santiago Posteguillo es uno de los autores valencianos más reconocidos, el año pasado lo tuvimos en nuestro blog para hablar de Circo Máximo, (aquí os dejamos un enlace), la segunda entrega de su trilogía dedicada a Trajano; está a punto de terminar la tercera: así que, seguramente, en breve nos volverá a visitar. Pero entre una y otra, nos ha regalado esta obra que se llama La sangre de los libros (Planeta). Una verdadera delicia para todos los amantes de la literatura. Un libro de relatos que reúne a diferentes autores clásicos a lo largo del tiempo, desde Cicerón. Un cúmulo de saber que no atiende a género o condición, sólo a excelencia. En este libro descubrimos que estos autores también tuvieron una vida, no exenta de sangre, duelos, condenas… perdieron obras, encontraron enemigos y se vieron inmersos en un sin fin de situaciones que nos asombrarán cuando las leamos de la mano de Posteguillo.
Todo lo anterior, ya de por sí, es una maravilla, pero es que este autor va más allá, puesto que en todos los relatos utiliza la intriga para que el lector mientras va leyendo una historia muy interesante se esté preguntando a qué autor se refiere. Así, participa de un juego que no sólo ofrece datos jugosos de los autores clásicos sino que, además, consigue que devore el relato en busca del autor que vivió esos momentos tan excepcionales.
Como decíamos al principio, es un gran regalo, de esos que aconsejamos leer con tranquilidad, a pesar de que la técnica con que está hecho invita a la avidez, aprovechando cada letra, cada palabras, cada giro. Un gran disfrute, además, de una magistral lección de narrativa, no exenta de cierta justicia poética.
Pero mejor, leed lo que nos cuenta Santiago Posteguillo de este libro. Sus respuestas lo merecen.
Ya tenías una experiencia anterior con un libro muy parecido en la misma línea. Para empezar, ¿cuéntanos en qué consiste La sangre de los libros?
La sangre de los libros es un paseo alternativo por la esfera de la literatura universal, que empezamos por los tiempos de Cicerón cruzando el foro de Roma para llegar hasta la ciencia ficción de Isaac Asimov. Es un paseo alternativo por la historia de la literatura con la idea de que desde el entretenimiento, de ver las apasionantes vidas de los escritores y las escritoras de la literatura universal, los lectores que no lo hayan hecho ya, se interesen por la vida no sólo de estos autores si no por sus obras
También hay un poco de justicia poética en cada uno de los relatos…
Sí, hay justicia poética con respecto a muchos de estos autores… Entender la tristeza de la vida de Charlotte Bronte y como ella sabe reconducir su tristeza hacia una maravillosa obra de la literatura como es Jane Eyre que es autobiográfica solo que ella se permite a su vez su propia justicia poética otorgando un final feliz a su heroína, luego la vida le devolvería el que, pese a su vida triste, si que tuvo la satisfacción de ver el éxito de su novela. Por otro lado, tenemos también, el hecho de que busco a veces justicia poética para desde los escritores del pasado hacer comentarios sobre las injusticias del presente. Es difícil, como escritor, abstraerte del mundo convulso que vivimos hoy en día y me gustaría que hubiera entre nosotros a un Séneca o a un Quevedo, algunos de estos autores tan puntillosos, que seguramente estarían los dos en la cárcel o camino de ella.
Los relatos tienen una estructura que hace que juegues un poco con los lectores a que vislumbren de quién estás hablando…
Esto es porque si bien, por un lado, tenemos un nivel de lectura para que aquel que está interesado por los clásicos pueda ver cuánto de interesante, modernos y de actuales tienen; y cuánto le pueden contar que le sea útil hoy en día; y por otro lado, están todos los lectores que tienen un amplio bagaje cultural y que han leído mucho a los clásicos que pueden disfrutar por un lado de verlos novelados, que puedan ver a Balzac teniendo sus conversaciones con Víctor Hugo, basadas en la realidad; y además que este lector más experimentado puedan entrar en el juego de poder adivinar de qué escritor o escritora estoy hablándoles porque no lo digo desde el principio. Y es que, tal y como, Cortázar o Edgar Alan Poe decían: hay algo que funciona muy bien para construir un relato corto que es la intriga. Esa intriga es con la que juego en estos 30 relatos, con la que disfrutarán tanto aquellos que aún no han leído los clásicos y también los que los han leído mucho.
Aunque sean relatos pequeños siempre hay que utilizar técnicas…
Evidentemente, incluso a veces una pericia especial, porque fíjate que en las novelas extensas tú te puedes permitir algún bajón de ritmo, yo siempre digo, por ejemplo, la novela de Herman Melville, Mobi Dick, es una obra maestra de la literatura, pero las treinta o cuarenta páginas de la clasificación de las ballenas se las podía haber ahorrado Melville y no habría pasado absolutamente nada en la historia de la literatura, de hecho, yo a mis alumnos les digo que, si se les atragantan, se las salten sin problemas, que no pasa absolutamente nada; pero en un relato de cinco o seis páginas tú no puedes tener dos páginas mal, entonces el relato no te permite el error, en ese sentido la técnica del relato tiene que estar muy bien pulida y muy bien arreglada.
¿Cómo ha sido tu selección de los autores?
Pues la selección ha sido combinando cuatro o cinco variables. por un lado, autores que me gusten; por otro, autores que creo que son canónicos, indiscutibles, de la historia de la literatura; tres, autores que pueden ser controvertido que tengan que estar en ese canon pero que me gusta introducirlos y en el relato explico por qué; cuatro, que no haya sólo novelistas sino también poetas, dramaturgos y, también, los grandes olvidados, los autores de relato corto; porque si estamos haciendo relato corto pues que esté Ángeles Mastreta, Edgar Alan Poe, Gustavo Adolfo Beçquer, por ejemplo; quinto, que sean de distintas tradiciones literarias: la española, la francesa, la portuguesa, la latina, la italiana, la rusa… todos ellos están representados: y, por último, que hay autores y autoras.
Cómo profesor, según tu perspectiva y experiencia, ¿qué crees que tiene que tener un buen libro, qué elementos son fundamentales?
Para mí, lo fundamental de un buen libro es que sea entretenido; lo segundo de un buen libro, es que además de ser entretenido, te haga pensar; y lo tercero, es que además, de ser entretenido y te haga pensar, que desarrolle tu capacidad crítica, ese ya es un libro perfecto. El Quijote tiene las tres cosas
Y para que un escritor consiga escribir ese libro, ¿qué necesita?
Necesita técnica literaria, porque sin técnica no vas a ningún lado, y la técnica la tendrá que adquirir en algún sitio. Por un lado, desde luego, leyendo, una de las mayores tonterías que puede decir un escritor, que lo he oído a veces, es «no quiero leer más para que no me influyan», no hijo no, es al contrario, tú lee mucho a los clásicos para que te influyan cuanto más mejor. Luego, asistir a enseñanzas a clases donde te expliquen qué es la técnica literaria. Lamentablemente, en nuestro país esto no está reglado, porque a diferencia del Reino Unido y la tradición anglosajona donde hay cursos de literatura creativa en la universidad, y másters de literatura creativa, la universidad española no los contempla, de tal forma que tienes que asistir a talleres literarios. Es importante asistir a esto cursos. Por último, hay algo que se llama talento que es difícil de enseñar.
Es curioso este vacío en el programa formativo español. Es necesario aprender…
Claro, porque si no diríamos, mira cuadros y pinta, escucha conciertos y haz música; claro que hay gente que por oído ha llegado a hacer música, eso puede ocurrir pero lo normal es que asista a clases de solfeo, de técnica musical, de canto, de coro, de dirección musical, de piano, de instrumento, aquel en el que se especialice, etc, etc, etc… y llegar o a concertista, o a compositor o a director. Pues esto es lo mismo, no. Entonces, claro, por intuición, mucha gente lo consigue, pero mucha de esa gente que lo logra por intuición, cuidado que resulta que luego unos son periodistas, con lo cual han estado trabajando la palabra mucho tiempo; otros son filólogos y otros tienen estudios que les aproximan al uso de la palabra; e incluso los que no los han tenido, si lo hubieran tenido, no les habría molestado, les habría ayudado.
La última, ¿qué te gustaría que pensase el lector cuando termine de leer tu libro?
Lo ideal para mí, la mayor recompensa, después de leer La sangre de los libros es que pensara: «voy ahora a leer alguna de las obras de estos autores que Santiago me ha recreado en este libro. Me voy a leer Jane Eyre, a Séneca o algo de algunos de estos autores». Esa sería la mejor de las recompensas.