Daniel Blanco nos habla en esta entrevista de Los pecados de verano (Ediciones B), una novela que podríamos llamar costumbrista, aunque en ella también se aprecian otros géneros como el histórico o el social. Su lectura nos devuelve a una época pasada en la que la sociedad se veía inmersa en un corsé demasiado apretado política y emocionalmente hablando.
Sus personajes son potentes, sobre todo en el caso de las protagonistas que nos explican cómo vivían y a qué circunstancias se enfrentaban las mujeres en los años 50 en nuestro país. Una novela que habla de insatisfacción y doble moral con un lenguaje muy gráfico que ayuda al lector a meterse en la piel de los personajes y a entenderlos aunque al inicio de la lectura parezca imposible hacerlo con algunos.
Su lectura es ágil y rápida, gracias en parte a la estructura de la obra, dividida en tres partes que a su vez están compuestas por capítulos muy cortos que van desgranando escenas muy cinematográfica. La evocación de lo que se cuenta es instantánea.
Daniel Blanco tiene una premiada trayectoria en teatro, relato y narrativa juvenil y esta es la primera vez que se ha decidido a escribir una novela para adultos. Todo ese bagaje se percibe en Los pecados de verano. Con esta obra Blanco consigue contar historias oscuras, tristes y difíciles con una frescura que no es usual, además, la lectura está salpicada por toques de humor, lo que contribuye a aligerar el ambiente cuando es preciso.
Sin lugar a dudas, es una buena opción para todos aquellos que no vivieron esta época aciaga de nuestra historia, con detalles sorprendentes e impensables como, por ejemplo, que hubiese congresos para determinar cómo tenía que bañarse la gente en las playas o las piscinas de nuestro país; pero además, será una gran lectura también para todos aquellos que sí vivieron esta época ya que será difícil que no se identifiquen con alguno de los personajes.
Pero es mucho mejor que oigamos a Daniel Blanco hablar de Los pecados de verano. Aquí tenéis la entrevista. ¡Ah y cando la hayáis visto no olvidéis contarnos qué os ha parecido.