Entrevista a Luis Miguel Sanmartín, autor del poemario «Trece»

«Trece es un número históricamente significativo. He jugado bazas estructurales e incluido fotografías de ‘treces'»

Luis Miguel Sanmartín (Alicante, 1967) cursó estudios de Psicología en Valencia, donde, según nos cuenta, comenzó a preparar los cimientos de no pocas cosas que llegarían más tarde.
Enamorado de la vida, escribe poesía por vocación y por necesidad. Su primer poemario publicado ...Y ahora somos tres (Poesía eres tú, 2018) fue uno de los libros recomendados por la Asociación de Editores de Poesía.

Acaba de publicar con Olé Libros el poemario Trece. Un libro sin duda en el que se nota el compromiso con la poesía y el respeto al lector. Se siente a un poeta sensible capaz de crear los versos más apasionados y profundos respetando la métrica clásica y con entradas de experimentación.

Se nota que eres un gran lector, ¿quién dirías que te ha influido como poeta? ¿Tienes uno o varios poetas de los que te declaras discípulo?

Afortunadamente no soy un lector que se ciñe a un único ideario, evitando así el paso por otras propuestas. Todo tiene su interés, incluso lo que no te gusta. Un pozo seco posee virtudes no tan obvias como uno del que todavía se extrae el agua. Acojo con el mismo placer el Siglo de Oro que la Poesía de la Experiencia o Los Novísimos, por citar algunos hitos literarios.
Me considero lector, sin más. A estas alturas de mi vida he podido alcanzar un balance positivo entre discriminación, absorción y acomodación del material adquirido a través de la lectura. Por lo tanto, ¿influencias?, todas las que sean necesarias para desarrollar mi estilo.
¿Tengo que mojarme? Pues entonces diré que la Generación del 50 me parece una etapa de una riqueza descomunal, por descontado, sin demérito de ninguna otra.

Hay poetas reflexivos que planifican y repasan, hay benditos y atrevidos, osados e ingenuos, los que usan la poesía como terapia… ¿Cómo es Luis Miguel Sanmartín?

Soy un poeta que tamiza el borbotón inicial. Un buscador incansable, un innovador sometido por un clásico. El formalismo me atrae tanto como la ruptura. Lo importante es poseer herramientas para lograr el poema.
El poema es un bloque de mármol que está por cincelar, es materia bruta, pesada. Si no lo dominas puede contigo.

¿Cuáles son tus libros favoritos y cuáles recomendarías a los lectores?

Más que de libros hablaría de poemas, de versos, de imágenes. Hablaría de hallazgos, de lenguaje, de osadía. Me gusta que me sorprendan. Me gusta ese libro coherente y bien armado, en el que pueda percibir construcción, arquitectura, tanto en las partes como en el todo.
Voy a nombrar el último que me ha dejado con la boca abierta, Leer después de quemar, de Rafael Soler.

Respetas la palabra, lo que es de agradecer hoy en día, y te atreves a experimentar, ¿cómo definirías tu estilo?

Atiendo a las vanguardias de la misma manera que al clasicismo. Como tú has dicho, respeto la palabra, el verso, la estrofa. Procuro respirar junto al poema, conocer sus mecanismos, escuchar lo que su piel me demanda. Respeto los ritmos como base fundamental de un buen poema.
Me gusta entrelazar pero sin perderme, no anudar innecesariamente. Creo que soy un poeta osado y libre, pero muy consciente del terreno que piso. Persigo la unidad de las partes. Me seduce la amalgama que no llega a percibirse.

Trece, ¿por qué ese nombre?

Es un acróstico. Las iniciales de los nombres de los cinco capítulos centrales forman la palabra «Trece». También es un número históricamente significativo.
He jugado bazas estructurales, incluido fotografías de ‘treces’ que he ido encontrando en paseos y viajes. He querido que tenga un protagonismo a modo de umbral que apetece traspasar. Todo en el libro merece ser atendido y el título tiene importancia.

¿El poeta nace o se hace?

Hay algo innato, nuestra forma de pensar, sentir o emocionarnos. Buscamos aquello que ya existe y está, pero que habitualmente nadie mira. Y al descubrirlo recreamos la vida desde el lenguaje. Por supuesto el oficio se va aprendiendo con el estudio y la praxis. Imprescindible leer y analizar las formas y estilos de otros autores. Si posees cualidades y no trabajas, nunca te vas a encontrar con el poema.
Lorca hablaba del “duende”, y Claudio Rodríguez hablaba del “don”, pero aparte de finísimos poetas eran infatigables trabajadores.

«No queda otro remedio/que hacer lo que se pueda/no queda más remedio que escribir/poesía». Estos versos me fascinan, ¿nos puedes explicar lo que has querido decir con ellos?

Me alegra que te guste este breve pero intenso poema. Hay veces que lo verdadero nos inunda, nos atraviesa, y realmente no sabemos ni por qué. El poema expresa nuestra realidad. Escribir nos salva y al mismo tiempo nos impulsa. Escribiendo, la vida se vuelve más vida. Parece redundante mi argumento pero yo lo siento de esa manera.
No tenemos más opción que seguir escribiendo procurando alumbrar el misterio; lo que se pueda, lo que se deje. Imposible detenernos.

Eres un poeta comprometido con tu ciudad, un activista cultural. Cuéntanos lo que haces y cómo ves la cultura alicantina hoy por hoy.

Organizamos eventos de todo tipo relacionados con la poesía; charlas, presentaciones de libros, recitales, ciclos de entrevistas… Participo en un programa de radio (Conectados en la noche, de Radio Aspe) junto a Helena Vilella y Rosa Cuadrado. Entre los tres nos ocupamos de la parte dedicada a la poesía. Curiosamente hace unos días me ofrecieron conducir otro programa de poesía en Radio Milenium, con lo cual ya no sé si mi tiempo se dilata o se encoge. Intentamos también colaborar con colegios e institutos, para ayudar a inocular el gusanillo de la lectura de poesía y el placer por la escritura.
En fin, como ves nos movemos todo lo que podemos. Hay que desperezar Alicante, los letargos no sirven más que para no sentir. Estimular el mundo emocional y reflexivo de las personas es de lo más gratificante que existe. En Alicante cada vez están surgiendo más espacios e iniciativas donde el verso es una constante real. Tenemos que seguir empujando en ese sentido. A ilusión no nos va a ganar nadie.

Alicante es cuna de grandes poetas. ¿Hay poetas jóvenes en los que ves un gran futuro hoy?

Creo que la poesía, en líneas generales, atraviesa un periodo mesetario. Necesitamos sacudidas, voces singulares. Falta, tal vez, aplicación, estudio, compromiso. Hay veces que lees a poetas jóvenes que se lían a plasmar versos apresurados. Perciben la posibilidad de la publicación muy cercana, y eso de alguna forma es muy peligroso si lo que buscamos es calidad. Las prisas son malas consejeras. La autocrítica y el conocimiento han de tener su peso.
Necesitamos un poco de perspectiva para darnos cuenta de lo que se está haciendo en poesía en la actualidad. Pero creo que, salvo en honrosos casos, falta sacrificio y humildad. En Alicante tenemos grandes poetas ya consagrados, pero honestamente me cuesta atisbar el relevo.

Has presentado el libro en Valencia y en Alicante, ¿tienes alguna presentación más prevista?

Sí, por supuesto. Sin prisa, pues mi intención es estar un largo tiempo moviendo el libro. Ahora mismo hay cerrada una en Granada en noviembre, que me hace mucha ilusión por la importancia del lugar y la calidad poética y humana de los presentadores, Carmen Salas del Río y Javier Gilabert.
También están previstos recitales junto a otros compañeros y lecturas en solitario, como por ejemplo la que realizaré en diciembre en la Biblioteca Pública Azorín, de Alicante. Mi idea es moverme por España, para lo cual ya estoy en contacto con otros compañeros, para ir cerrando fechas.

Te vamos a poner en el compromiso de que selecciones un poema del libro. ¿Escoges uno?

Por supuesto que sí. No es ningún compromiso, es un verdadero placer mostraros una pincelada del libro. Escojo el primer poema del capítulo que lleva por título «Rumiante».

Y dice así:

UNO

he de recuperar el nombre de los días
despoblar de memoria
la sordidez y lo aparente

traspasar el umbral de la acuarela
comprender su engranaje sinusal
casi sencillo

eliminar de la voluta
su roma anunciación
que otros confuden
con la serenidad

ser helecho y crecer
sí   eso es lo que quiero   ser helecho

y expresarle a la hiedra
la locura que ocupan
mis pulmones henchidos