Lola Beccaría es doctora en Filología Hispánica, escritora y experta en Terapia Gestalf, una vertiente de la psicoterapia que fomenta el crecimiento personal, algo que le ha ayudado en gran medida a canalizar todos los objetivos que se planteó con su nueva novela Mientras no digas te quiero (Planeta).
Esta autora se ha especializado en escribir sobre sentimientos y los roles sociológicos de ambos sexos; ha sido una gran defensora, como ella misma se define, «de la libertad sexual de la mujer», aunque en la actualidad, afirma que las necesidades son otras. En este libro se descubre como una estudiosa en inteligencia emocional para responder a ciertas preguntas: Qué nos hace atractivos a los otros, por qué no somos capaces de gestionar nuestras emociones y capacidades o qué impide que podamos ser felices, son algunas de las cuestiones que se dirimen en esta obra.
Siete mujeres en busca de la felicidad
Mientras no digas te quiero parte desde distintas situaciones y experiencias, distintas mujeres que acuden al Salón de Afrodita con distintos objetivos. Ellas, son seis mujeres, personajes de carne y hueso, que viven situaciones cotidianas pero, a veces, sin salida, y necesitan un nuevo concepto de sus propias capacidades para salir adelante. A este elenco de personalidades se une la encargada de este curiosos taller, Iris, que tampoco entiende demasiado cómo mejorar su vida emocional. Beccaria señala respecto a la elección de los personajes que «quería que tuviesen un abanico amplio de edad, entre la veintena y la cincuentena, mujeres distintas, pero que respondiesen al diverso abanico de situaciones y conflictos que se puede presentar respecto al amor».
Así, poco a poco, se va desarrollando esta historia que interioriza en las profundidades del alma humana, descubriendo que no se trata sólo de una novela de mujeres, sino que en ella hay un profundo conocimiento emocional, clínico y científico de cómo funcionan nuestras necesidades emocionales a las que no prestamos demasiada atención pero que son las que consiguen que vivamos en paz con nosotros mismos.
Psicología y buena praxis
Beccaria quería «poner al servicio de los lectores conocimientos de psicología pero muy sencillamente explicados porque mucha gente no tiene acceso a un psicólogo o a libros de psicología que, además, son complicados de desentrañar». Lola Beccaria ha querido llevar a cabo un ejercicio de terapia, como nos explica ella misma «de manera que conforme se vaya leyendo la novela el lector o lectora pueda hacer el mismo proceso de revelación que están experimentando los personajes, porque eso puede ser muy útil para quién lo lea; para acabar con los bloqueos emocionales».
Por otro lado, Beccaria también ha querido «alejarse de los libros de autoayuda, porque dan consignas de cómo actuar y no hay que enseñar a la gente a seducir sino a desbloquear su capacidad seductora, que todos la tenemos, no hay trucos ni criterios ni consignas, no es eso, todos tenemos de fábrica un mecanismo de seducción, pero a lo largo de la vida se nos bloquea, por educación o por un desengaño amoroso, y lo importante es que con este libro se pueda desbloquear», afirma la autora.
El objetivo era ambicioso «regresar al corazón. La sociedad ha perdido referentes y anda un poco coja; necesita reinventar un nuevo lenguaje para recuperar esa capacidad emocional«. La autora cuenta que, actualmente, «existe una gran facilidad para relacionarse en apariencia», pero que al mismo tiempo «hay una dificultad para construir relaciones más profundas de compromiso emocional».
Aprender el lenguaje del amor
Beccaria cuenta que la idea partió de su interés por las relaciones entre seres humanos; «considero que el amor es una de las necesidades más importantes del ser humano». Habla de la necesidad de volver a encontrar el camino de la afectividad para construir relaciones más profundas y comprometidas, en esta línea cuenta que «las mujeres debemos aprender a pedir lo que necesitamos para poder seguir evolucionando, ellos deben encontrar la manera de expresar sus sentimientos; no puede ser que se reduzca al hombre a un objeto sexual, porque se convierte en una victima de sus tópicos humillantes; es reducir a los hombres a un pene con piernas que no es real, él también necesita que se descubra su faceta de ternura y poder expresar sus sentimientos con naturalidad».
Y es que vivimos, según Beccaria, en una sociedad que «no se ha preocupado en crear un nuevo lenguaje del amor. Alguien tiene que tener la iniciativa de crear esos nuevos canales de comunicación de la ternura «.
Este libro es un buen paso para ello, enseñar a crear el cambio en uno mismo, conseguir extraer de nuestro interior nuestra propia fórmula para pedir al otro aquello que necesitamos sin andarnos con prejuicios o valores caducos poco efectivos.
Un nuevo romanticismo
La escritora dice que le gustaría que, al terminar la lectura de Mientras no digas te quiero, el lector viera «renacer la necesidad de expresar sus emociones con sinceridad, que se sintiera contagiado y que lo pusiera en práctica. Que sintiera renacer en él ese nuevo romanticismo y el deseo de regresar al corazón, que se diera cuenta de lo importante de amar y ser amado.»
Por último, Lola Beccaria quiere lanzar un mensaje de esperanza: «Nada es inmutable, todo se puede reorientar; es posible volver, otra vez. al barco del amor y poner rumbo a la isla de la felicidad. Yo no creo que haya fracasos en las relaciones amorosas, sino desencuentros, lo que vivimos como fracasos en realidad son ensayos hasta encontrar la relación que necesitamos, ensayos de la gran relación que nos está esperando pero que solo necesita que apostemos por ella».
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