Juan Renart investiga el origen de las diputaciones en su último libro

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Juan Renart presentó recientemente su ensayo La singularidad de la constitución de 1812. El nacimiento de las diputaciones y los ayuntamientos en el Ateneo Mercantil de Valencia. una obra que ha requerido de años de investigación y confección.

JuanRenartEste autor es un erudito de la historia, pero además es Licenciado en Derecho, en Ciencias Políticas y en Sociología. Todas estas materias han resultado de gran ayuda a la hora de investigar los antecedentes y las consecuencias de nuestra primera constitución. Un texto firmado en 1812 que ha permanecido en el tiempo, entre otras razones, por los ayuntamiento y las diputaciones, que nacieron de ella.

Esta obra se centra en los antecedentes históricos y doctrinales de esta Constitución de Cádiz y ofrece como resultado perspectivas inéditas. De esta investigación y su su ensayo, hablamos en esta entrevista con su autor.

¿Qué nos cuentas en este libro? 

Trato de explicar dos de los caracteres más relevantes de la Constitución de 1812. El primero aparece en el artículo primero, que literalmente afirma: La nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios.

El segundo, en el artículo 10,  se refiere al territorio de las Españas, es decir, al ámbito territorial al que se aplica la Constitución de Cádiz y que abarca territorios en todos los continentes: En Europa (la Península y las Baleares); en   América  (América del Norte: Nueva España y Nueva Galicia, la península del Yucatán, Cuba y las dos Floridas); en América meridional: Nueva Granada, Venezuela, Perú, Chile y el rio de la Plata; las posesiones en África y en Asia las Islas Filipinas y las que dependen su gobierno.

Por ello,  la Constitución de Cádiz posee una singularidad que la distingue de todas las demás, es una Constitución para ambos hemisferios. Y de ella ya se  dijo en el siglo XIX  que: Ninguna asamblea legislativa había reunido hasta entonces a miembros procedentes de partes tan diversas del orbe, ni pretendido regir territorios tan vastos de Europa, América y Asia, con tal diversidad de razas y tal complejidad de intereses.

¿Qué te llevó a escribirlo?

La necesidad de conocer los antecedentes históricos. Es decir,  el papel que los españoles desempeñaron  en los siglos XV,XVI, XVII y XVIII, así como las circunstancias sociales  y políticas más inmediatas  y el ambiente de guerra  implacable contra la invasión francesa de Napoleón que duró seis años y en el que nació el hasta ahora texto  constitucional más extenso de las nueve constituciones elaboradas en nuestro país, con 384 artículos.

¿Cómo ha sido el proceso de documentación?

He acudido directamente a los textos constitucionales y  legales (constituciones francesas, americanas hasta llegar a la federal de 1787, las leyes inglesas etc.) para a partir de su dicción literal  formar mi propia opinión, y sólo en segundo lugar acudido a los intérpretes, para conocer las coincidencias y discrepancias, teniendo siempre como guía la fidelidad al texto original.

También he acudido a los grandes autores de la sociología política como pueden ser Thomas Hobbes, John Locke, Rousseau, Kant, Alexis de Tocqueville  o más actualmente Herman Heller , García de Enterría o Jose María Boquera cuya lectura contiene siempre importantes elementos de sabiduría y  es siempre original y sugestiva.

Las Diputaciones están cuestionadas constantemente, tú en tu libro sostienes que aún conservan una buena parte  de servicio social, también una herramienta de igualdad territorial. ¿Pero crees que deberían actualizarse de alguna manera?

Las diputaciones son administraciones públicas cuyo papel es poco conocido. Son el equivalente de las prefecturas francesas pero así como en Francia  (que es el país mejor administrado del mundo o que cuenta con la administración que Europa nos envidia, como les gusta afirmar a nuestros vecinos) son el eje de las administraciones públicas, en España no se ha sabido aprovechar el papel que una institución con doscientos años puede llegar a desempeñar.

Las diputaciones deberían reformarse pero en el sentido de que las comunidades dejaran de competir entre ellas y con el estado y comenzaran a gestionar eficientemente sus competencias utilizando las diputaciones. Las comunidades autónomas  son legislativas y administrativas. El papel legislativo proporciona  sentimientos identidad y ha sido un elemento positivo para la sociedad, pero las tareas administrativas deben dejarse a una coordinadora autonómica y a las diputaciones provinciales de modo semejante  a las diputaciones forales vascas.

El estado español es uno de los más descentralizados del mundo por delante de Alemania y los Estados Unidos, ha disminuido sustancialmente sus competencias, funcionarios y su participación en el gasto público global. Las comunidades autónomas no han parado de crecer y con poco sentido de crear administraciones periféricas en cada provincia cuando  contaban con administraciones muy eficientes y más cercanas a los ciudadanos a través de las diputaciones  y los ayuntamientos.  Por ejemplo no se entiende que en Castellón y Alicante haya que suprimir las diputaciones y la Generalitat cree  en su lugar una nueva  administración centralizada que de hacerlo sería mayor, más ineficiente y más cara. Es evidente que debe aprovecharse lo que hay cuando, además, debe considerarse la grave situación financiera por la que atraviesan  las comunidades autónomas  es debida en parte a su misma constitución y  en parte a la ausencia de controles internos y externos.

Las Comunidades Autónomas  contienen importantes elementos de inestabilidad por la amenaza permanente de disgregación territorial,  cuando por contra estamos en un mundo cada vez más interdependiente social y territorialmente.

Sin embargo, desde mi punto de vista el debate sobre las diputaciones tiene un antes y un después a partir del Estatuto de Autonomía de Cataluña de 2006 que crea las veguerías y soslaya las comarcas.

La ley de veguerías de la Comunidad de Cataluña crea 7 veguerias cuyo papel es el mismo que las diputaciones. Esto supone afirmar que las veguerías- diputaciones son buenas solo para la Comunidad Autónoma pero no para el Estado

Tu libro se inicia con La Constitución de Cádiz pero va más allá y analiza las ideas que promovieron su creación. Pones en valor la importancia de conocer la historia de una institución tan longeva

Efectivamente es apasionante ver como una institución nace y va recorriendo los siglos. Aunque suene un poco extraño las diputaciones son las hijas directas de la ilustración, un elemento indispensable del Estado liberal y la institución de no retorno al antiguo régimen y así se comportaron en las repetidas guerras civiles en que intervienen los carlistas durante el siglo XIX, inclusive el XX.

Entonces ¿Qué pasaría si se decidiera eliminar las diputaciones? ¿Cómo cambiaría nuestro país?

Que las Comunidades Autónomas seguirían reivindicando más gasto público, la organización sería menos eficiente y los políticos tendrían una nueva oportunidad de rellenar los puestos con afines, en perjuicio del derecho de todos los ciudadanos a acceder a la administración de acuerdo con los principios de mérito y capacidad.

Ni hay que reducir ayuntamientos ni hay que eliminar las diputaciones. Como necesariamente han de existir los ayuntamientos, es decir, núcleos de población en que los ciudadanos viven juntos  y tienen autonomía para autoadministrarse, necesariamente han de existir las diputaciones, es decir, como los  núcleos de convivencia, pueden ser muy distintos entre sí es necesario que la diputación cumpla su papel y que todos, vivan donde vivan, cuenten con los servicios públicos, agua, recogida de residuos, actividades culturales, deportivas etc. que necesitan.

En Francia hay 36.000 municipios y 90 departamentos-provincias regidas por las prefecturas, el equivalente de las diputaciones. Nadie se propone cambiar  nada los problemas son otros la enseñanza, la vivienda, la creación de empleo, la Unión Europea etc.

Las diputaciones crearon todos los ayuntamientos de nuestro país y delimitaron los términos municipales. Ambas instituciones son una sola, lo  que  las leyes y los administrativistas denominan administración local.

¿Qué le gustaría que pensase el lector cuando termine de leerlo?

Que utilizar el discurso fácil es demostrar que no tiene discurso y que deben plantearse los temas esenciales: la necesidad de control y de buen funcionamiento de las entidades crediticias, la pérdida de la capacidad económica de la clase media y de los valores que la sustentan, la necesidad de recuperar las  pequeñas y medianas empresas, la creación de empleo, al vivienda para los jóvenes etc.

Que conocer la historia en todo su sentido puede servir para ir más allá de la apariencia y de la propaganda electoralista.

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