Y llegó el día en que, por fin, entrevisté a Julia Navarro, cargada con todas vuestras preguntas y las mías, me senté en una mesa de un exclusivo hotel valenciano frente a ella; una de las autoras más exitosas y con más prestigio de nuestro país.
Sencilla, pausada, accesible y muy amable, esa es primera impresión que recibí de Julia Navarro; cuando la escuchas hablar entiendes también cómo escribe; percibes el trasfondo de sus palabras, la intrincada arquitectura narrativa de sus libros, su capacidad de crear escenarios que son poblados por unos personajes que lo llenan todo, que nos hacen entender la vida que viven porque ella es capaz, con su prosa, de conseguir que la vivamos con ellos.
Julia Navarro, como ella misma me contó, dio un giro en su trayectoria como escritora con su anterior obra, Dime quién soy, haciendo que sus personajes ganasen peso en la trama; una característica que ha ido más allá en Dispara, yo ya estoy muerto. Donde destaca la amistad, el entendimiento, el respeto y la comprensión aunque sus personajes principales sean muy distintos, a veces, se supone que opuestos. Navarro ha querido homenajear a sus autores favoritos, los autores rusos de finales del siglo XIX; y lo ha conseguido con esta historia que logra que entendamos los dos polos opuestos de un mismo conflicto, gracias al conocimiento profundo de las personas que los viven.
Fue una delicia entrevistarla y aquí os dejo el resultado, con su versión escrita y su versión en video (Más abajo), para que la disfrutéis tanto como yo lo hice. Porque, ya sabéis, vosotros sois los protagonistas.
¿Cómo surge la chispa de esta novela?
Es una novela en la que yo quería señalar cómo las circunstancias nos marcan, cómo venimos al mundo con una especie de «pack» en el que nos entran cosas que no hemos elegido, no elegimos cuándo nacemos, ni la situación geográfica, no eliges la familia, de manera que la situación socioeconómica de tus primeros años de vida que también te marca no la has elegido, tampoco la religión que es la cuarta circunstancia que tiene que ver con las tres primeras. Con todo eso tenemos que empezar a construir nuestra propia vida, todos tenemos la última palabra, podemos cambiar las cosas, pero eso es una carga con la que partimos, yo creo en la libertad de las personas para coger las riendas de su vida y que su vida sea lo que quieren que sea pero, a veces, es muy difícil hacerlo; unas veces no nos dejan, otras no podemos y, a veces, las circunstancias se imponen.
Yo quería hacer una novela de cómo las circunstancias nos determinan, aunque, insisto, la última palabra siempre la tenemos nosotros. Pero quería plasmar esa lucha entre las circunstancias y la libertad.
Respecto a los escenarios, pensé en tres escenarios distintos: los grandes lagos, antigua Yugoslavia y Oriente Medio, al final me quedé con este último porque era el que conocía mejor.
Yo no he querido hacer una novela histórica, ni una novela sobre un conflicto político; yo quería hacer una novela de personajes, con el conflicto de esos personajes y con la intrahistoria de esos personajes, la historia sólo es un telón de fondo y un escenario, lo que importa es lo que le pasa a los personajes, es lo que a mí me interesaba.
Lo que ocurre es que, inevitablemente, el escenario del conflicto judío y palestino está ahí flotando…
Sí pero yo he terminado la novela apropósito en 1984 para no entrar en ese conflicto y que sólo fuera una novela de personajes
En todo momento , ese era el objetivo de la novela; comienza en 1880 y termina a mediados de los años 20 por eso, porque he intentado ir por ahí, veo que con poco éxito.
No, yo no creo que sea así, es evidente que es una novela de personajes, hablas de la amistad de los personajes, lo que ocurre es que al ser un tema tan conflictivo, seguro que ha supuesto una dificultad añadida hacer una novela así…
Sí, por supuesto, pero los personajes no han elegido ser lo que son y con eso es con lo que tiene que andar en el camino, sin embargo, ambos son capaces de construir una amistad siendo tan diferentes, al margen de su condición religiosa o política. Son dos hombres que se miran el uno al otro y no sienten que el otro es diferentes; y son capaces de construir una amistad que no es de novela rosa, que tiene encuentros y desencuentros, es una amistad basada en el respeto al otro, sólida precisamente por eso, porque se basa en el respeto y se basa en la discrepancia. Que construyen, poco a poco, que les cuesta hacerlo, pero hay un momento en que los dos seres humanos se encuentran y solidifican esa relación.
Cómo elegiste el título, porque realmente es evocador pero da muchos datos…
Yo creo que los lectores no lo van a entender hasta el último párrafo y cuando lleguen ahí van a descubrir que no se podía llamar de otra manera. En esta novela, el primer capítulo que escribí fue el último. Antes de sentarme a escribir una novela, la pienso. Cuando voy a sentarme a escribir la tengo totalmente estructurada en la cabeza. Tenía tan pensada la novela, sabía cómo empezaba y cómo terminaba; estaba tan segura de cómo tenía que ser ese final que no quería esperar a llegar a escribir los otros capítulos antes de escribir el último porque pensaba que no sería igual a como lo estaba visualizando en ese momento y, entonces, ese primer capítulo que escribí fue el último; y al escribir este capítulo y tener muy clara esa frase «Dispara, yo ya estoy muerto», pensé que tenía que ser el título.
Te pasa con el resto de las novelas, ¿sabes el final antes de empezarlas a escribir?
Siempre, esta es la primera que escribo el último capítulo antes que nada, pero en todas conozco la historia antes, yo nunca me pongo a escribir hasta que no tengo la novela estructurada. Ahora estoy trabajando en la siguiente, pero no la estoy escribiendo, estoy empezando a trabajar antes en ella, tomo notas, la estructuro, pienso los personajes, estoy organizando la novela; cuando la tengo entera es cuando me siento a escribirla en el ordenador
¿Así es tu proceso creativo?
Sí, totalmente; primero, tengo una idea, le doy vueltas, veo qué puede dar de sí, lo personajes empiezan a aparecer, la voy pensando, madurando y, a lo mejor, estoy dos o tres meses en ese proceso y cuando ya está la novela totalmente madura, totalmente escrita en mi cabeza, cuando ya se cómo empieza y la frase final, cuando ya lo sé absolutamente todo, es cuando me pongo a escribir.
¿Cómo te inspiras?
No sé, siempre tengo muchas ideas que me rondan en la cabeza, la primera novela fue fruto de una noticia que encontré perdida en un periódico; la segunda, La biblia de barro, también tenía que ver con la actualidad porque tenía que ver con la guerra de Irak; la siguiente, La sangre de los inocentes, con la caída de las Torres Gemelas y el atentado del 11M; es decir, esas tres novelas tuvieron ese origen, uno mucho más periodístico. Sin embargo, con Dime quién soy, decidí que quería hacer una novela más de personajes, una novela en la que los personajes fueran el valor principal del relato; di un giro. En la editorial me dijeron: «Bueno, vamos a ver qué pasa porque, a veces, los lectores no reciben bien los cambios, están acostumbrados a otro tipo de novela y a lo mejor no te siguen». Pero tuve suerte y amplíe mi número de lectores con Dime quién soy. Y Dispara, yo ya estoy muerto es una novela en la línea de la anterior aunque yo creo que doy un paso adelante, es la novela más difícil que he escrito, es una novela más compleja, manejo muchos escenarios muchos personajes más que en ninguna novela, y manejar tantos personajes ha estado lleno de complicaciones.
¿Cuáles son tus autores de referencia?
Yo soy una lectora un poco heterodoxa, lo leo todo, pero siempre me han fascinado los autores rusos de finales del XIX, siento una fascinación absoluta por ellos, por esa capacidad que tienen para hacer novelas de personajes pero al mismo tiempo reflejar la sociedad y el momento histórico, te hacen un retrato de la sociedad del momento y de las pulsiones de esa sociedad sin que te des cuenta.
Es un poco lo que has querido hacer…
Es un poco lo que he querido hacer, esa es mi ambición, entonces, salvando las distancias, escribir una novela de personajes y al mismo tiempo dibujar ese escenario.
¿Qué crees que tiene que tener un buen escritor para serlo?
Yo creo que ser buen escritor es escribir bien, contar bien una historia, contarla correctamente desde el punto de vista formal y pero también el que tiene algo que contar, porque a veces se puede contar muy bien la nada y, entonces, no solamente hay que saber contar algo, sino que hay que contar algo. Pero de todas maneras, creo que cada libro se parte de cero, por muy bien que te haya ido con libros anteriores, nadie te garantica que el siguiente le vaya a gustar a los lectores; los lectores son unos jueces implacables, hacen bien, que te juzgan por el libro que en ese momento tienen en las manos.
Ahora hay como un boom de creación literaria, qué le dirías a toda esa gente que te tiene de referencia a ti para seguir adelante…
Que no se rindan, que si las editoriales les rechazan sus manuscritos que autoediten y que cuelguen sus novelas, sus escritos en la red, que no se rindan. Antes el que escribía podía sentir la frustración de sentir que si su manuscrito era rechazado por las editoriales no iba a ver nunca la luz, ahora la red te abre la puerta para poder hacer llegar tu manuscrito a los lectores; de manera, que desde este punto de vista se abre un mundo de posibilidades realmente extraordinario que hay que utilizarlo. Si no encontrara quién me editara mis libros lo colgaría en la red, lo tengo clarísimo, todo menos guardar mi manuscrito en un cajón, todo menos rendirse.
¿Qué te gustaría que pensasen los lectores al terminar de leer tu libro?
Pues que ha merecido la pena, que ha sido un tiempo que ha estado lleno de elementos positivos, porque la novela le haya llevado a la reflexión, le haya interesado, los personajes le hayan tocado el alma, que la novela haya sido un viaje repleto de sorpresas, de emociones, de ideas, que el libro haya sido un viaje que haya merecido la pena emprender y sobre todo llegar al final.
Y ya para terminar, de todos los procesos que tienes que llevar a cabo para escribir: creativo, corrección…de todos ¿cuál es el que más te gusta?
Escribir. Lo que más me gusta es sentarme delante del ordenador y empezar a crear, imaginar, crear los personajes, imaginar esos mundos, ver cómo van creciendo en el papel, ver como las ideas y los personajes comienzan a tomar vida, esa la parte en la que más disfruto. La documentación, bueno, es importante, siempre aprendo algo buscándola pero el momento en el que estás creando y que tu imaginación está tomando cuerpo a través del papel para mi es el mejor momento.
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