Entrevista a Ruth Sicilia, autora de «Mi impenetrable sonrisa»

Una historia de abusos basada en hechos reales

Ruth Sicilia presenta su emotiva historia de abusos,
“Mi impenetrable sonrisa”

Una historia de superación basada en hechos reales marcada por los abusos sexuales en la infancia

Desde pequeña, Ruth Sicilia siempre tuvo claro que quería ser escritora. Reconoce que no fue buena estudiante pero acabó estudiando un ciclo superior de Dietética y, posteriormente, se diplomó en Magisterio en Educación Infantil. Quizá escribir es su “arte”, pero también su manera de desahogarse ante la historia de abusos que le ha tocado vivir. Ahora, con una vida encauzada y feliz, ha decidido enseñarnos todo lo que se esconde tras su maravillosa sonrisa.

Su historia llegó a Olé Libros y desde el principio nos impactó. Una historia que supimos que había que contar y dar a conocer. “Mi impenetrable sonrisa” es ya una realidad al alcance de todos lectores, para que sigamos luchando contra la lacra de los abusos sexuales, el bullying y el maltrato por el que pasan muchas mujeres. Hemos hecho de su historia, nuestra historia.

¿Satisfecha con su libro? ¿Feliz por los apoyos que está recibiendo?

Acabo de cumplir un sueño. Ya tengo dos hijas, planté un árbol con mi niña el año pasado y sólo me faltaba el libro (se ríe), decía un profesor que tuve en EGB que era tres cosas que había que hacer en la vida.

Al ser una autobiografía tan delicada he valorado mucho los apoyos recibidos. Primero por la editorial, Olé Libros, y por mi editor, Toni Alcolea, que me animó a publicarlo. No sé de donde saqué las fuerzas para contactar, pero enseguida redujeron mis miedos y me dieron el empujón que necesitaba para dar luz a lo que estaba escribiendo.

Luego, el apoyo de todos mis familiares y amigos. Empecé a contarlo con cuenta gotas. Me costó mucho soltarlo, pero ahora lo hablo con tanta naturalidad que asombra, aunque reconozco que algunos aún se están enterando del tema sobre el que trata mi libro tras difundirlo en las redes sociales. Aún así, todo el que me aprecia, cuando hablo de mi libro me muestra su orgullo y cariño por haber roto el silencio de los abusos que sufrí y haberlo transformado en una herramienta que puede ayudar a otras personas.

¿Por qué callamos? ¿Ha conseguido responderse a esa pregunta?

Gran pregunta…  Creo que justo los que guardamos silencio no sabemos por qué callamos, por queé mantenemos ese secreto con la persona que más daño nos ha hecho en el mundo. No logro responderme pero sí he conseguido perdonarme, porque estaba enfadada conmigo misma por callar tanto tiempo. He rescatado unas frases del libro donde precisamente hablo de esto: “No sé por qué callé, pero así fue, me venció el miedo a que no me creyesen, a que fuera su palabra contra la mía, a ser juzgada pese a ser una víctima”

¿Se necesita procesar lo que le ocurre para poder hablarlo? Dice que han tenido que pasar años para poder contarlo

No sé si la palabra exacta es procesar…  A mí, de repente, empezó a quemarme el recuerdo. Lo había tenido hasta casi olvidado, como si durmiera en un rincón perdido de mi cerebro;  pero al ser madre se desató en mí un afán por proteger a mis hijas que, entre otras cosas, me obligaba a contar las sombras de mi pasado, para que al menos, eso, no les pase a ellas.

Una frase de su libro dice “La vida no es como uno se lo espera, pero sí puede elegir la actitud que toma frente a ella”. ¿Su actitud le ha salvado la suya?

Mi actitud siempre me ha salvado, desde niña. Nadie me ha enseñado a ser así, nací con esta sonrisa y esta armadura. No sé si me protege de los demás, de mí misma o me crea un mundo paralelo dónde olvidar todos mis problemas, pero me funciona y me da fuerza para levantarme cada día, con las sombras de mi pasado y mis dificultades del presente.

Tras leer “Mi impenetrable sonrisa”, sorprenden dos cosas: que excusa a su acosador durante muchísimas páginas y que es capaz de recordar tantos momentos de forma tan detallada y siendo tan pequeña. ¿Sigue buscando una explicación para entender esos abusos y por eso lo excusa?

No sé si es un defecto o una virtud, siempre intento justificar al que hace mal las cosas, no me puedo creer que alguien sea malo sin más. En el caso de mi acosador, era un amigo, lo sentía de mi familia, lo quería, me costaba reconocer y me sigue costando que él quisiera hacerme daño. No sé qué es lo que les pasa por la mente a los acosadores .No sé. Quisiera entender que es lo que está mal en sus cabezas.

En cuanto a los recuerdos ha sido una sorpresa también para mí recordar con tanto detalle cómo funcionaba mi mente entonces. Creo que cuando me ponía a escribir sufría regresiones porque luego, cada vez que releía algunos capítulos, me sorprendía de nuevo mi propia historia, la revivía y volvía a dolerme.

¿La dureza de esos momentos, tanto el maltrato por su profesor, los abusos y el bullying en la adolescencia es lo que hace que estén tan grabados todos los detalles?

Todos los momentos importantes de la vida se quedan grabados, los buenos y los malos. Pero no podéis imaginar cómo, mientras estaba escribiendo, a veces sentía hasta olores que me transportaban al pasado. Hasta eso se quedó filtrado en mi cerebro, aquel asqueroso profesor oliendo a una mezcla de ‘Floid’ y puro rancio. Quizá porque el acercarse, esa pestilencia era lo que nos hacía temblar en los pupitres.

El ‘bullying’ aunque duró poco tiempo fue una experiencia muy dura. Siempre he sido una chica querida por sus amigos, las personas alegres solemos encajar bien en cualquier grupo, y nunca me había pasado eso de sentirme invisible.

Su familia, -sus padres, su hermano- aunque son parte importante del libro, parecen actores secundarios de su vida y de su obra, como que no ha querido profundizar en su relación emocional con ellos. ¿Ha sido así?

Mi madre ha sido muy protectora con nosotros, sabía que le iba a doler mucho mi experiencia. La madre de mi agresor era su mejor amiga -un motivo por el que me costaba mucho hablar del tema-, además de que mis padres tienen carácter y temía que montaran un numerito (que no era para menos).  No sé, yo era una niña… como digo en algún párrafo “además de ser víctimas, nos sentimos tan avergonzados que no nos atrevemos a confesarlo; cuando deberíamos pregonarlo y denunciarlo”. Es el miedo de los niños a que no les crean.

Lo que sí puedo decir, es que no he querido profundizar en ningún familiar en concreto para no herir los sentimientos de nadie. Durante todo ese proceso de silencio he de reconocer que también pasé una época enfadada con mis padres (espero que no les siente mal que lo diga), pero yo gritaba en silencio, pedía ayuda con mi desorden alimenticio, con mi fracaso escolar, etc., pero no sabían escucharme. La familia comentaba “¿qué le pasará a Ruth?”, y no encontraban respuestas ni solución.

He tenido los mejores padres del mundo, pero quizá si hubiera dado muchos detalles de mi vida familiar, al final lo que se acaba juzgando es eso, cuando yo no quería desviar el tema. Quería hablar de mis abusos, no de mi familia.

Su reacción ante todo lo que vivía… ¿la calificaría de “autodestructiva”?

Tuve épocas de tocar fondo, de querer autodestruirme, de hacerme daño, de tratarme mal y dejar que me tratarán mal. Sin embargo, soy tan afortunada que siempre he tenido amigos que me han tendido una mano y me han ayudado volver a coger impulso y tener ganas de luchar de nuevo. He vivido siempre con muchos altibajos emocionales.

¿Qué es lo que le ha salvado de romperse definitivamente? ¿Qué papel juega su marido en todo ello?

Si a veces no he hecho más barbaridades ha sido por no dar un disgusto a mis padres, creo que hasta el punto de guardar tantos años silencio.

Además, soy creyente. Pienso que Dios también ha sabido ponerme una salida cada vez que me encontraba encerrada o a punto de ahogarme.

Tengo muy buenos amigos que han estado siempre a mi lado, entre ellos mis primas, un apoyo importante. Quizá no les haya contado hasta ahora mi pasado, pero con ellas los silencios también sanan.

Y por supuesto conocer a mi marido. Él ha sido el primer hombre con el que he estado y me ha respetado y valorado, que no ha intentado cambiarme ni humillarme. La vida nos ha regalado dos hijas, una de ella con una discapacidad importante y él aún me ha valorado más.  Ha conseguido subir mi autoestima, que siempre estaba por los suelos, y hace que algo tan difícil cómo ser padres de una niña especial, sea hasta alegre y maravilloso.

Cuando ha sabido de mis abusos sexuales ha comprendido una parte de mí que no entendía en nuestro plano más íntimo, pero que respetaba y hasta ahora siempre estuvo esperando que le confiara.

¿Qué le ha motivado poner sus recuerdos por escrito? ¿Qué mensaje quiere lanzar?

Si lo cuento ahora es para que mi  historia pueda ayudar a otras personas, y concienciarnos de que se debe enseñar a los hijos a respetar los sentimientos de los demás y que un “no”, es un “no”.

Me gustaría que mi experiencia sirviera a otras personas de diferentes maneras. Al que ha pasado por situaciones similares, que le ayude a reconocerse en los diferentes estadios por los que he pasado yo; si aún sigue con altibajos, que sepa que se puede ser feliz aunque cueste y aunque la marca nunca se borre del todo.

A los padres que lo lean espero que pueda servirles para estar alerta ante cualquier llamada de atención de sus hijos, no todo son abusos, pero ante cualquier problema no todos los niños reaccionan igual, los que callan intentan llamar la atención de otras maneras.

Si mi historia llega a manos de adolescentes, me gustaría que les sirviera para reconocerse en situaciones que hayan vivido y no saben si ha estado bien o mal. Nunca debemos sentirnos incómodos en una relación. Si es un adulto, por mucho que nos quiera convencer del amor que nos profesa y aunque pensemos que es una relación romántica…,  un adulto con un menor siempre se está aprovechando, está jugando con ventaja y cuando el menor se da cuenta es demasiado tarde. Se siente culpable por haber sido víctima de un engaño.

Hay que dar testimonio, que el resto del mundo sepa que esto pasa, que pasa más veces de las que creemos, en cualquier sitio y lugar, hay que estar siempre atentos y pendientes de lo que nos cuentan los niños, preguntarles y aconsejarles sobre las cosas de la intimidad. Tú no tienes la culpa, eres la víctima, aunque en algún momento no te dieras cuenta por ser niño o adolescente.

¿Cómo ha reaccionado su entorno al saber de su historia? ¿Y de qué iba a publicar un libro con ella?

Al principio ha sido un shock, mi padre hasta cayó enfermo. Lo que más le ha dolido a mi familia, mis padres, mi hermano y mis primas es no haberme podido ayudar en el momento, que lo haya tenido que pasar sola, que no les hubiera confiado mi pesadilla.

El hecho de que lo publique en un libro les ha parecido una idea maravillosa, primero por lo terapéutico que me ha resultado a mí y, después, porque piensan que mi testimonio puede ayudar a mucha gente. Mi padre, en el fondo, tiene la esperanza de que mi agresor lo lea y sepa por lo que pasé, aunque no sé si él tendrá algún remordimiento.

¿Qué le pide al futuro y a la vida a partir de ahora?

Podría responder «que me quede como estoy», pero tengo una amiga que me diría que es una frase limitante, así que le pediré mas al futuro seguir así de positiva. Porque puedo y porque lo merezco, porque he sacado la basura que llevaba dentro y he descubierto en el camino la misión de escuchar a otras personas que han vivido situaciones similares y ser quien guarda su secreto; y de algunos, si me lo permiten, seré su voz y haremos que algunas historias vean la luz, porque es importante que se sepa que esto pasa, que lo sufre más gente de la que pensamos.

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Palabras relacionadas: Abusos sexuales, bullying, superación, hechos reales

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