El GPS del autor. Cómo saber que vas por buen camino mientras escribes tu libro

Si eres escritor novel y quieres saber cómo encontrar el camino de la buena literatura estos consejos pueden ayudarte

El GPS del autor no es un aparato electrónico ni mucho menos. Es sentido común y mucha experiencia. Una especie de guía que nos puede indicar si vamos en la buena dirección. Estas son algunas de las pautas que hay que seguir para conseguirlo. 

En primer lugar, antes de escribir un libro debes tener algunas cuestiones claras: qué vas a contar, cómo lo quieres contar; de qué elementos te vas a servir, qué genero es el ideal para tu historia o con qué personajes tendrás que trabajar. Cómo construirlos y cuál es el objetivo último del libro, también son cuestiones que conviene tener claras antes de ponerte manos a la obra. Son muchas preguntas, pero todas necesarias. Si bien es cierto, que cuando se escribe un libro existen miles de planteamientos válidos y que el mismo GPS no sirve para todos los autores, hay ciertas reglas básicas para escribir a las que es mejor atender, sobre todo si estás empezando en este difícil mundo literario.

Una vez que tienes lo anterior claro, el siguiente paso es hacer un esquema de lo que quieres contar, aunque luego te salgas de él cuando creas necesario. Esta medida ayudará a no perder la perspectiva mientras estás escribiendo. Este esqueleto, también servirá para ir encajando las piezas después.

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Construcción de personajes

Un punto fundamental es la construcción de los personajes. ¿Cuántos protagonistas necesita tu historia? A la hora de crear al personaje hay que tener en mente una única pero difícil máxima, éste debe enamorar a primera vista; debes construir un personaje único, que enganche. Si consigues enamorar al lector del personaje principal o personajes principales de tu novela, la lectura está asegurada.

Para la construcción de los mismos es importante tener claras sus características más definitorias. Una buena señal de que vas por buen camino es si, poco a poco, los vas conociendo tanto como a tus amigos, o enemigos, nunca se sabe, pero es necesario que los conozcas como la palma de tu mano, más que a muchos familiares. No vas a escribir todo lo que sabes de ellos pero ese conocimiento te dará muchas ventajas en la escritura. Cuando conoces tanto a alguien, real o ficticio, sabes en todo momento si sus reacciones son verídicas y coherentes con el perfil que se va haciendo de él a lo largo de la escritura, con lo que también podrás detectar las imposturas que deberás corregir si no quieres que se te desmonte, no sólo el personaje, sino la historia al completo. Hay pocas cosas peores que un personaje central mal construido o poco definido.

Además, nuestro cerebro es así, cuando se conoce mucho al personaje, sus actos, sus gestos o sus expresiones salen solas. Tu cabeza será eficaz a la hora de ser económica comunicativamente hablando, algo que hará que seas capaz de definir perfectamente a cualquier personaje con sólo unas pocas pinceladas. Así están definidos los mejores protagonistas de toda la historia de la literatura.

Aquí te contamos cómo construir un buen personaje.

Tono y estilo

Por otro lado, un punto cardinal en este GPS básico es la búsqueda de un estilo como autor y un tono que acompañe a toda la obra. Estas dos cuestiones son dos de los puntos más delicados a la hora de crear. Hallar un estilo propio no es sencillo, aunque todos tenemos uno, lo importante es que sea un estilo característico que nos defina con connotaciones positivas. Para ello, la única ciencia es la práctica. Generalmente, a medida que vayas adentrándote en tu trayectoria literaria, irás adquiriendo ese estilo propio. 

En lo que se refiere al tono, es la clave en la que está escrita toda la obra; en él se engloban muchos elementos que hay que cuidar. Por ejemplo, el lenguaje del narrador, en el caso de que el libro esté escrito en tercera persona. Ésta es una parte importante del tono; aunque también lo son las voces de los personajes, sus códigos propios. No digamos si está escrito en primera persona, entonces el tono también dependerá en gran medida de ese juez y parte.

El tono de una obra no tiene por qué ser uniforme en toda la obra, puede ir evolucionando con ella y sirve para entender todo aquello que se cuenta. Eso sí, la evolución deberá ser lógica y tan verosímil como la de los personajes.

Además, puedes emplear infinidad de tonos distintos: informal, formal, cariñoso, serio, humorístico, íntimo. Existen tantos tonos como obras, cada uno tiene sus características propias que los diferencian de los demás. Aquí, tu sutileza, como autor, es muy importante.

Un ejemplo ilustrativo. Un amigo cambia de forma de hablar cada vez que te lo encuentras: con un argot macarra; otro día, de manera cultísima; al siguiente, es el festival del humor. ¿Qué pensarías? Está loco, claro. No sabrías nunca a qué atenerte con él. Pues lo mismo ocurre con el tono de los personajes de una novela.

Situación del espacio y el tiempo en una novela

Otra dirección fundamental de este GPS es la situación en el espacio y el tiempo de los personajes. En este punto hay que tener mucho cuidado para saber situarlos siempre de una manera u otra; para no despistar al lector. En todo momento, éste debe saber en qué tiempo y dónde se encuentran los personajes, excepto en los pasajes en los que te tomes alguna licencia literaria provocada por las necesidades de la trama de la obra. Eso sí, siempre hay que tener una buena coartada para desubicar al lector. En caso contrario, puede ser un error poco perdonable.

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Muy importante también, sobre todo en las novelas históricas, es el proceso de documentación, de él depende la veracidad de lo que escribas. En este aspecto Santiago Posteguillo, me lo explicaba perfectamente en esta entrevista (la cual te aconsejo ver porque no tiene desperdicio, como todas las que le he hecho a este autor, ya que además de ser uno de los más leídos, es magistral en sus explicaciones, por algo es profesor universitario). Su entrevista es muy didáctica. El caso es que Posteguillo nos cuenta que una novela histórica se fundamenta en un esqueleto; que son, por un lado, los datos históricos que se tienen del periodo (lugar o situación que se va a relatar); y, por otro, la ficción que supone todo aquello que suple, con la imaginación del autor, los huecos que dejan los huesos que no están, los músculos o la piel del cuerpo. Esto significa que todos los datos históricos que se utilicen deben estar contrastados o el esqueleto se desmonta.

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Por último y aunque existen muchos otros puntos fundamentales en esta guía del buen camino de la creación, es importante que todo aquello que se escriba sea verosímil y coherente; no importa que la temática derive de la ficción o la realidad, cada parte debe ser una pieza de un todo coherente, cohesionado y verosímil.

Espero que toda esta información te sirva de guía y que te haga cuestionarte los puntos idóneos para saber si vas por el camino de la buena creación.

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