Hija del babyboom, nací, imagino, con un calor sofocante. 31 de julio y con cinco kilos menos cuarto, no debió de ser un parto “agradable” para mi madre, a cuyos brazos llegué ya doliendo.
Sin antecedentes ni referentes conocidos, me empeñé en ser periodista. En estudiar «Comunicación». Y así lo hice.
Sin terminar aún el proyecto fin de carrera, comencé mi andadura profesional como periodista corporativa; mientras que, a la par, me permitía «jugar» con «mi pluma» en algún medio de comunicación.
Como periodista y comunicadora corporativa llevo años escribiendo para todo el mundo, excepto para mí… o más bien, en nombre propio.
He diseñado –y diseño– estrategias de comunicación y desarrollo sostenible para organizaciones de toda índole. El futuro de la Pachamama me preocupa y me ocupa tanto como la búsqueda de la belleza en la poesía. Desgarrarme en mi poesía y sentirme a través de mis versos, era, si acaso, mi gran asignatura pendiente. Con la que nunca me había atrevido o nunca había querido atreverme.